- The Turing test
- Watching
- Ava
- Falling
- I am become death
- Hacking/Cutting
- The test worked
- Skin
- Out
- Bunsen burner
En los últimos años se ha polarizado la tendencia en lo que respecta a bandas sonoras de cine. De un lado, compositores como Brian Tyler, Alan Silvestri o Michael Giaccino han tomado la batuta y han creado grandes partituras sinfónicas para acompañar a los blockbusters más espectaculares. De otro, músicos electrónicos (Trent Reznor, Atticus Ross, Chemical Brothers, Steven Price), en principio ajenos al entorno cinematográfico, han introducido sus composiciones en películas más modestas, pero en no pocas ocasiones mejor valoradas por público y crítica. Lejos de las bandas sonoras de electrónica pop, tan populares en la década de los 70 y 80, la nueva línea de trabajo de estos músicos está más relacionada con los sonidos experimentales, las atmósferas distorsionadas y el sound design.
Este es el caso también de la banda sonora de los británicos Geoff Barrow (productor y miembro de Portishead) y Ben Salisbury para Ex Machina, el debut en la dirección de Alex Garland. En la cinta, una interesante aproximación al tema de la inteligencia artificial, Garland encierra a los cuatro protagonistas en un espacio opresivo en el que nada es lo que parece, ninguna intención está clara y la naturaleza de cada uno de ellos estará permanentemente en cuestión.
La película hace gala de una producción sobria, con una ambientación en la que el diseño vanguardista sirve para remarcar la frialdad del entorno claustrofóbico. Y la música se adapta como un guante a eso.
El primer tema del álbum, 'The Turing test', se construye lentamente a sí mismo, introspectivo, como un denso preludio, con un breve crescendo en su parte central y un largo fundido a negro en su segunda mitad. En la película los personajes se observan, se estudian, intentan saber quién miente o quién dice la verdad. 'Watching' transmite esos miedos a flor de piel, primero con dos notas de guitarra en bucle ascendente, después con una pulsante secuencia de graves.
En torno a 'Ava' gira todo, y su tema es una canción de cuna de sonido inocente, casi infantil, a la que Barrow y Salisbury le dan el toque justo de reverberación para que suene menos fría que el resto de la música. En 'Falling' interactúan los sutiles arpegios electrónicos con la guitarra eléctrica. Ya que se trata de la relación entre seres humanos e inteligencias artificiales, los compositores han utilizado esta combinación de atmósfera electrónica ambiental con el toque humano de la guitarra para recordarnos que la de Garland es una historia con más ciencia que ficción y con los pies muy en la tierra.
Tanto 'Hacking/Cutting' como 'The test worked' se columpian en el abismo de la experimentación y la distorsión electrónica, rayanos en el sonido industrial de Reznor y Ross el primero y el dark ambient el segundo. 'The test worked' incluye además una interpretación del tema 'Bunsen Burnen' de Cuts. A diferencia de otras bandas sonoras electrónicas, que lo fían todo al sound design, la de Ex Machina es fiel a algunos principios más convencionales de la música de cine, por ejemplo el uso de leit-motivs, y en 'Skin' se recupera y se extiende el de 'Ava'. Si en el corte anterior era una canción de cuna, un símbolo de algo que estaba apenas naciendo, en este se transforma apoteósicamente revelando la verdadera naturaleza de los acontecimientos.
'Out' cierra la banda sonora con la vuelta a la realidad, con la guitarra eléctrica como protagonista y con la inquietante sensación de que nada ha sido lo que parecía. La edición digital del álbum incluye como bonus track la versión completa de 'Bunsen Burnen' de Cuts.
Ex Machina es una banda sonora inteligentemente calculada y un excelente ejemplo de las posibilidades de la música electrónica en el campo de la música para el cine.